El amor, a diferencia de cualquier otra aventura en la vida, sólo puede dejar un sabor; el amargo de las almendras rancias. Si el amor decide irse, suele llevarse consigo el sabor a todas las cosas dulces del mundo, dejando tras de sí el sabor a un futuro pincelado con amarguras encadenadas. Esas amarguras suele ser directamente proporcionales a la cantidad del aventurero que el amor como aventura, se lleva con él al irse. Pero aun siendo así, el amor es una aventura que vale la pena vivir, sólo que el aventurero no se da cuenta de ello, hasta que no llega a la novena fase de la ruptura.
Wednesday, March 21, 2018
libro Las cartas que escribí: a los amores de mi vida y a los de mi día a día Ibrahim Bachir pdf
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